La familia
y la salud van de la mano.
La familia es el grupo de intermediación entre el individuo y
la sociedad. Constituye el núcleo primario del ser humano, en ella el hombre
inscribe sus primeros sentimientos, sus primeras vivencias, incorpora las primeras
pautas de comportamiento y le da un sentido a sus vidas. Es la familia conjuntamente con la escuela, la que
enseña a los individuos a comportarse de conformidad con las normas y los
valores sociales imperantes y con los patrones de la cultura del lugar.
Dentro
de la sociedad no existe ninguna organización que supere a la familia en
importancia sociológica. En efecto, su influencia se ejerce de múltiples
maneras en la vida de la sociedad y sus cambios repercuten a lo largo de toda
la estructura social. Es una de las más continuas y permanentes instituciones
sociales.
La
familia constituye el primer ambiente social de todas las formas superiores de
vida, incluyendo al ser humano, y ejercer la más profunda influencia formativa
sobre las vidas que en ella surgen, desde el momento mismo de su despertar.
Moldea la personalidad de los individuos en especial a través de la inculcación
de actitudes y de hábitos.
Como
grupo primario por excelencia, tiene a su cargo el proceso de socialización de
los miembros de la sociedad. Este proceso comienza en la infancia y dura toda
la vida. La experiencia demuestra que los hábitos, actitudes y conocimientos
adquiridos durante la infancia, tienen mayor arraigo y son muy difíciles de
cambiar. El médico, como factor de transformación social, debe proceder a
través de la familia como célula social de nuestra sociedad para promover
cambios sanitarios en la comunidad. Los conceptos de prevención y promoción de
la salud, deben ser inculcadas a nivel familiar y a temprana edad.
El modo de convivencia más común
dentro de la familia venezolana en la
sociedad actual, sigue siendo el matrimonio, ya sea por el modo civil o
eclesiástico; sin embargo en estos tiempos se viene en aumento la convivencia
por concubinato. Ahora bien, a mi parecer uno no es mejor que el otro mientras
exista el respeto y la confianza, porque es en estas familias donde más valores
y hábitos aprenden los hijos.

Pero además la familia nos cuida
cuando nos enfermamos. Nos llevan al médico, nos facilitan los medicamentos,
nos preparan comida adecuada, nos miman, y todo esto hará que nos recuperemos
de manera mucho más rápida. No se recupera de la misma manera un paciente
enfermo que viva solo o que en su hogar existan problemas, que un paciente
enfermos que tenga una familia unida y feliz. El amor de nuestra familia
siempre alivia todas las enfermedades.
Hay casos también donde los niños
aprenden aspectos relacionados con la higiene en la escuela y estos
conocimientos ellos son capaces de inculcárselos a los padres. Con esto quiero
decir que no solo los adultos enseñan, los niños y adolescentes también son
capaces de enseñar a los adultos y son capaces también de cuidarlos.
Los
hábitos se forman practicando todos los días las mismas acciones o actividades.
Si me lavo y enseño a mis hijos a lavarse las manos todos los días antes de
comer ¡Pronto lo haremos sin darnos cuenta, porque se ha convertido en un
hábito!
Practicar
adecuados hábitos nos permitirán mejorar nuestra salud, la de nuestra familia y
de nuestra comunidad.
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